lunes, 27 de febrero de 2012

Osho: Si tienes sueño, !para!...

Si tienes sueño, ¡para! Pero la sensación debe ser real; ése es el problema. Y ése es el problema para nosotros ahora; no lo era en tiempos de Shiva. Cuando se divulgó por vez primera el Vigyan Bhairav Tantra, no era así. El hombre era auténtico, la humanidad era real, pura, no tenía nada de falsa. Con nosotros todo es falso. Simulas que amas; simulas que tienes hambre. Sigues simulando y luego tú mismo te olvidas de si estás simulando o de si queda algo real. Nunca dices lo que hay en ti, nunca lo expresas. Sigues expresando lo que no hay. Obsérvate a ti mismo y lo sabrás.
Dices algo, pero sientes otra cosa. En realidad, querías decir todo lo contrario, pero si dices lo real estarás totalmente fuera de lugar, porque la sociedad entera es falsa, y en una sociedad falsa sólo puedes existir como persona falsa. Cuanto más adaptado, más falso, porque si quieres ser real te sentirás inadaptado.
Es por eso por lo que se creó la renunciación, debido a una sociedad falsa. Buda tuvo que marcharse, no porque eso tuviera un significado positivo, sino sólo negativo: porque en una sociedad falsa no puedes ser real. O estás en un forcejeo constante a cada momento, disipando energía innecesariamente. Así que deja lo irreal, deja lo falso, para poder ser real. Ésa fue la razón básica de toda renunciación.
Pero obsérvate a ti mismo, lo irreal que eres. Observa la mente dual. Estás diciendo algo, pero estás sintiendo todo lo contrario. Estás diciendo una cosa en tu mente y simultáneamente otra cosa por fuera. Por tanto, si paras cualquier cosa que no es real, la técnica no servirá. Así que encuentra algo auténtico en ti mismo y trata de parar eso. No todo se ha vuelto falso; hay muchas cosas que todavía son reales. Afortunadamente, todo el mundo es real a veces; todo el mundo es real en algún momento. Entonces, páralo.
Estás enfadado, y notas que es real. Vas a romper algo, pegar a tu hijo, o hacer algo: ¡para! Pero no te pares mediante una consideración. No digas: «La ira es mala, así que debería parar»: ¡no! No digas: «Esto no va a ayudar al niño, así que debería parar.» No es necesaria ninguna consideración mental, porque si reflexionas, la energía se ha ido a la reflexión. Esto es un mecanismo interno.
Si dices: «No debería pegar a mi hijo, porque no le va a hacer ningún bien, y tampoco es bueno para mí. Es inútil y nunca ayuda», la misma energía que se iba a volver ira se ha vuelto reflexión. Ahora has considerado todo el asunto, y la energía ha menguado. Ha entrado en la consideración, en el pensar. Entonces te paras, pero no queda ninguna energía para ir hacia dentro. Cuando te sientas enfadado, no lo consideres, no pienses en si es bueno o malo; no pienses en absoluto. Recuerda de pronto la técnica y ¡para!
La ira es pura energía..., nada malo, nada bueno. Puede hacerse buena, puede hacerse mala: eso dependerá del resultado, no de la energía. Se puede hacer mala si sale y destruye algo, si se vuelve destructiva. Se puede volver un bello éxtasis si va hacia dentro y te lanza al centro; se puede volver una flor. La energía es simplemente energía: pura, inocente, neutral. No la consideres. Ibas a hacer algo: no pienses; simplemente para y permanece parado. En esa permanencia tendrás un vislumbre del centro interno. Te olvidarás de la periferia, y el centro entrará en tu visión.
Justo cuando sientas el impulso de hacer algo, para. Pruébalo. Recuerda tres cosas... Por un lado, pruébalo sólo cuando haya un impulso real. En segundo lugar, no pienses en parar; simplemente para. Y en tercer lugar, ¡espera! Cuando te hayas parado, sin respirar, sin ningún movimiento: espera y observa lo que sucede. No lo intentes. Cuando digo que esperes, quiero decir que no intentes pensar en el centro interno. Así volverás a errar. No pienses en el ser, en el atma. No pienses que ahora llega el vislumbre, que viene el vislumbre. No pienses, simplemente espera. Deja que el impulso, la energía, se mueva por sí misma. Si empiezas a pensar en Brahma y el atma y el centro, la energía pasará a estos pensamientos.
Puedes malgastar esta energía interna muy fácilmente. Un sólo pensamiento será suficiente para darle una dirección; entonces seguirás pensando. Cuando digo que pares, significa que pares totalmente, plenamente. No se mueve nada, como si el tiempo se hubiera detenido. No hay ningún movimiento: ¡simplemente existes! En esa simple existencia, de pronto explota el centro.
Osho- El Libro de los Secretos
Capítulo 17, Varias Técnicas para "parar

sábado, 25 de febrero de 2012

Osho: El que gobierna hombres, vive en la confusión



El que gobierna hombres, vive en la confusión.



¿Por qué? El deseo de gobernar proviene del ego; el deseo de poseer, de ser poderoso, el deseo de dominar, proviene del ego. Cuanto mayor es el reino que puedes controlar, mayor es el ego que alcanzas. Con tus posesiones tu alguien interior se vuelve más y más grande. A veces el bote se vuelve muy pequeño tan só­lo porque el ego es tan grande...
Esto es lo que les sucede a los políticos, a la gente obsesiona­da con la riqueza, el prestigio, el poder. Sus egos alcanzan tal ta­maño que sus botes no pueden contenerlos. A cada momento es­tán a punto de ahogarse, en el límite, asustados, muertos de mie­do. Y cuanto más asustado esté uno más posesivo se vuelve, porque cree que a través de los bienes se alcanza algún tipo de segu­ridad. Cuanto más asustado estés, más creerás que si tu imperio fuese un poco mayor estarás más seguro.
Osho El Vote Vacío

jueves, 23 de febrero de 2012

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Osho: ... el corazón del niño que no sabe decir que no,


...el corazón del niño que no sabe decir que no, que sólo conoce un sí, un sí que no se opone al no. No es que el niño diga que sí por fuera, y no por dentro, así opera la cabeza, sí afuera y no adentro, no afuera y sí adentro. La cabeza es siempre esquizofrénica, nunca es única y total. Cuando el corazón dice que sí, es sí simplemente. No hay división ni conflicto. El corazón es integrado en su sí. Este es el verdadero creer, el verdadero confiar. Es un fenómeno del corazón, no un pensamiento, sino un sentimiento, y en su última instancia en el Ser, ni siquiera un sentimiento.
Al principio el confiar es un sentimiento, y en su máximo florecimiento es el Ser.
Las denominadas creencias permanecen en la cabeza, nunca pasan a formar parte de tu sentir y tampoco pueden llegar a ser tu Ser. A menos que algo se transforme en tu Ser, seguirá siendo un sueño ideal, una pérdida de energía.
Pero confiar requiere arriesgar. Te sorprenderá saber que la duda es muy cobarde. Habrás oído decir que las personas valientes duda, que los cobardes creen. De cierta forma esto también es verdad. La creencia de la mente es cobarde, y tú sólo conoces a los que creen en la mente, por lo que concluyes que corresponde a la realidad. Si vas a las mezquitas, iglesias y templos, los encontrarás llenos de cobardes. Pero el verdadero creer no es cobarde, requiere de gran coraje: es heroico.
La duda emerge del miedo. ¿Cómo puede ser valiente? La duda está enraizada en el miedo. La duda surge porque hay un deseo de protegerse, de defenderse, de estar seguro. Sólo puedes confiar si estás dispuesto a entrar en la inseguridad, en lo inexplicable, si estás dispuesto a zarpar desprovisto de mapas rumbo a lo desconocido. Confianza significa inmenso coraje, y sólo alguien con coraje puede ser religioso, porque sólo una persona con coraje puede decir que sí.
La duda es una defensa, aún cuando te encuentras defendido por ella te mantiene estancado, no puedes moverte, porque cada movimiento trae miedo, ya que cada movimiento es un movimiento hacia lo desconocido, hacia lo que no es familiar. Recuerda, la duda es un subproducto del miedo.
Entonces, ¿qué es confiar? Confiar es un subproducto del amor. Sólo los que saben amar saben confiar. El amor nace del corazón, y la confianza también; la duda nace de la cabeza y el miedo también. Quien vive en la cabeza permanece cobarde. De hecho porque es cobarde vive en la cabeza. Teme moverse hacia el corazón, porque nunca se sabe adonde éste te va a llevar.
El corazón es un aventurero, es el explorador de los misterios, es el descubridor de todo lo oculto. El corazón está siempre en peregrinaje. Nunca está satisfecho, tiene un profundo descontento espiritual, nunca se establece en ningún lado, está muy enamorado del movimiento, del dinamismo.
Osho- El Hombre de Vida Inexplicable