
Osho, Me encanta escucharte, pero cuando más me gustó oirte
fue el otro día cuando nos preguntaste si éramos capaces de oír.
Me gustaría preguntártelo cada día, a cada instante. ¿Puedes oírme? Pero por pura cortesía no lo pregunto. Ese día el micrófono se estropeó y pude reunir suficiente valor. Pero recuerda que me mentiste. Cuando yo dije, «¿Puedes oírme?», tú dijiste, «No». Mentiste. Si no oíste mi... pregunta, ¿cómo pudiste contestar? y de nuevo, por cortesía, permanecí callado. Tuve que hacerlo.
Una joven acudió a Mulla Nasrudin para pedirle consejo. Ella le dijo, «¿He de casarme con un hombre que me miente?”
«Sí; a menos que desees permanecer sin casarte el resto de tu vida», dijo Nasrudin.
He de aceptaros mentirosos, como mis discípulos porque no hay otra forma, a menos, que decida quedarme como un Maestro sin discípulos. Me mentís a cada momento. Me oíste e inmediatamente dijiste, “No». No es solamente que te guste que te pregunte, «¿Puedes oírme?» A mí también me gusta tu respuesta.
Osho-El Arte de Morir
fue el otro día cuando nos preguntaste si éramos capaces de oír.
Me gustaría preguntártelo cada día, a cada instante. ¿Puedes oírme? Pero por pura cortesía no lo pregunto. Ese día el micrófono se estropeó y pude reunir suficiente valor. Pero recuerda que me mentiste. Cuando yo dije, «¿Puedes oírme?», tú dijiste, «No». Mentiste. Si no oíste mi... pregunta, ¿cómo pudiste contestar? y de nuevo, por cortesía, permanecí callado. Tuve que hacerlo.
Una joven acudió a Mulla Nasrudin para pedirle consejo. Ella le dijo, «¿He de casarme con un hombre que me miente?”
«Sí; a menos que desees permanecer sin casarte el resto de tu vida», dijo Nasrudin.
He de aceptaros mentirosos, como mis discípulos porque no hay otra forma, a menos, que decida quedarme como un Maestro sin discípulos. Me mentís a cada momento. Me oíste e inmediatamente dijiste, “No». No es solamente que te guste que te pregunte, «¿Puedes oírme?» A mí también me gusta tu respuesta.
Osho-El Arte de Morir
No hay comentarios:
Publicar un comentario